7/3/08

Diego y Los Estratis

Diego era muy alto. Por eso sus compañeros le decían que siempre estaba en las nubes. Era rubio, de pelo largo y liso, tenía la nariz respingona justo lo necesario. La verdad es que tenía un rostro bobalicón y misterioso a la vez, por eso no tenía a ninguna chica detrás, pero a él no le importaba. Aun así no era muy solitario. Mas bien era alegre y abierto. Y racista, pues lo decía hasta su madre. Diego no tenía muchos amigos. Uno se llamaba Gonzalo y el otro Adrián. Gonzalo había repetido 4º y tenía el pelo negro, corto y rizado. Era muy simpático. Adrián era un genio en matemáticas y tenía unos paladares muy pronunciados. El profesor que había tenido en 4º les llamaba: EL ESPÍRITU SANTO; PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO. (Diego, Adrián y Gonzalo) Era el hijo de la profesora de religión. En la clase de 5ºB era en la clase que más hijos de profesores tenía: Irene, Diego, Sabel y yo. Irene y yo éramos hijas de profesoras de infantil, Diego de una profesora de primaria y Sabel de un profesor y de una profesora de otro colegio. Diego, Irene y yo éramos más bien amigos. A pesar de los malentendidos, que eran muchos, nos llevábamos bastante bien. El día de su cumpleaños, el 12 de Noviembre, no hizo fiesta, y los días siguientes sacó mejores notas, tanto que superó a Martín, el empollón, y a mí, a la persona que mejores notas sacaba, normalmente. Estaba muy cambiado. Se cortó el pelo, más que nada por que se lo mandó su madre, demás le favorecía más así. Todo el grupillo de chicas coincidía en lo mismo: Diego había cambiado, ya no era el Diego de antes, y, aunque había cambiado a mejor, no era nuestro Diego, el pesado y cómico, del que nos reíamos de él y con él, el mejor chico de la clase. !!!Nosotras queríamos al Diego de antes, y lo queríamos en ese momento!!! Y cogimos y nos rebelamos. Al poco, Irene y yo descubrimos algo: él abría una especie de portal tridimensional, un agujero del tamaño de un huevo, de color violeta y azul. Decidimos que iríamos a investigar así que las chicas de la pandilla pensaron en: ¡Investigar todas juntas! Se nos ocurrió que podíamos: ¡crear un súper grupo y salvar a Diego! Al fin y al cabo era nuestro amigo… En una semana y con un simple juego de la Nintendo DS y el ordenador aprendimos a hacer trajes para desaparecer, a ser más ágiles, cómo utilizar nuestros poderes internos y muchas más cosas. Total, que ya estábamos listas, así que un día tocamos portal de Diego y… ¡Viajamos a otra dimensión! Era un planeta rocoso en medio del espacio, pero… ¡Allí estábamos nosotras! Estaba lleno de fosos no muy grandes, del tamaño justo cómo para meterte por él, y el terreno era escarpado, gris, y con una hierba pajiza. No parecía nada saludable, la verdad. Decidimos marcar el lugar de partida con una tiza e ir caminando… Al poco penetramos en otro lugar: un terreno llano y cubierto de esa hierba de color amarillento típica del país, del mundo, o de lo que fuera, menos un lago, que era de color beis. Y Diego estaba apoyado en una especie de junco gigante de color azul, y a simple vista parecía que se estaban hablando. Después, Diego se levantó y se fue hacía el portal, pero se cayó por un agujero y desapareció de nuestra vista. Nosotras fuimos detrás de éste y al poco encontramos a unos seres muy extraños: tenían la tez de color rojo vivo, como la cueva y el castillo; unas orejas muy raras, nada parecidas a las nuestras; 4 ojos, 2 bocas y una nariz gigante, que quedaba muy en desproporción con el cuerpo; y 4 brazos y 4 piernas, que les hacían más fáciles los trabajos, además de asemejarles a unos dioses. De repente Diego cambió la mirada; al parecer le estaban hipnotizando por que querían conquistar nuestro mundo. A partir de aquí ya no me acuerdo muy bien de lo que pasó: Me contaron que lo sacamos entre todas, que le deshipnotizamos de alguna manera y que lo llevamos hasta el portal sin que los estratis, que así se llamaban, no pillasen. Me es todo tan confuso... Solo sé que ya no hay portal y que Diego y nosotras estamos estamos a salvo de los estratis. De momento.

El Arbol

Amenina se aburría. En el pais de los gnomos casi nunca había nada que hacer para las gnomas como ella. Mientras sus largos cabellos rubios le rozaban la nariz y la obligaban a estornudar, ella pensaba en David, un bonito gnomo trabajador, de pelo negro azabache y bigote. Mientras Amenina lo miraba por la ventana de su habitación, su bonito gorro picudo del color del arcoiris voló, lo mismo que el de David, y se internaron en el bosque. Ella se arremangó las faldas y fue corriendo tras él, lo mismo que David. Al poco, chocaron, y cogieron sus respectivos gorros. Si alguien más hubiese estado allí en ese momento hubiera jurado que entre los dos hubo una miradita fugaz. Al apartar los gorros, bajo ellos encontraron una nota, que ponía: Para Amenina y David: ¡Necesito ayuda! Los trolls están desertizando una buena parte de nuestro bosque. Nos estamos quedando sin casas. Solo queda una vieja encina a la que tienen miedo. Creen que está encantada. AYÚDADNOS, POR FAVOR. Bolondrinero__ La letra parecía cada vez más desesperada. Nada más leer la carta, Amenina y David se sobresaltaron: A David se le erizó el vello y Amenina dio un saltito. “¡Su primera misión!” pensaron. Y dijeron al unísono: -Hay que salvarlos._Y se pusieron manos a la obra. De un silvido que dio Amenina llegó volando una bonita paloma blanca (Hay que tener en cuenta que para ellos era gigante). David preparóun arnés y una especie de silla de montar para los dos gnomos muy rápidamente. Subieron a tropicones y Amenina, con su don para los animales, le pidió que despegase hacia el bosque de los robles y la encina. El paisaje era un mar verde que parecía no tener fin, pero aun así el viaje no fue muy monótono. Los jóvenes gnomos siempre tenían algún juego para la ocasión, y ese era el momento del veo veo, porque era muy difícil ver algo que no fuesen árboles. Pero cuando le tocó a David por enésima vez… -Veo, veo. -¿Qué ves? -Una cosita _Dijo cambiando poco a poco el tono de voz. -¿Y qué cosita es? -Empieza por la letra T _Dijo aterrado, a la vez que señalaba un terreno árido y desierto, con trozos de árboles arrancados a lo lejos, y una encina en el centro. Y preguntó: -¿Qué pasa con esa encina? ¿Acaso le rinden homenaje? ¿O le estan haciendo un altar? -No, tonto. Es la encina de la que tienen miedo. Vamos a investigar. Aunque David no era tan valiente y curioso como Amenina, pero si más racional y precavido, también le pareció una buena idea. Así que la acompañó superando sus miedos, porque no quería parecer un cobarde delante de la gnoma que ocupaba su corazón. Dejaron a la paloma en el bosque con una nota que ponía: Ahora mismo vamos Amenina____ Y se acercaron a la encina sorteando a los trolls, aunque fue muy muy muy difícil. Cuando llegaron a la encina se asomaron por las raices, y cual fue su sorpresa al descubrir que era un árbol mágico, lleno de hadas. David y Amenina hablaron con esos seres voladores diminutos y quedaron en que las hadas acogerían a los gnomos del bosque hasta que volvieran a contruir sus viviendas en los árboles. A Amenina se le ocurrío que si los gnomos se escondían detrás de los árboles mientras una cuerda rodeaba la encina y tirarían cuando vieran a un ser peludo, con olor repugnante y lleno de moscas. Y lo pusieron en marcha. Las gnomas, menos Amenina, tejieron el hilo, y con ayuda de las hadas lo volvieron invisibles, porque sus polvos mágicos también tienen ese poder. Algunos gnomos, los menos fuertes, fabricaron unas jaulas irrompibles para después de que tropezaran encerrarlos en ellas. Los gnomos más fuertes se pondrían en los árboles para tirar de la cuerda. Y ahora solo quedaba el cebo. Debía ser el gnomo más ágil y gracioso del poblado, mejor que se hiera notar, y fue la coincidencia tan grande que resulté que la más ágil, graciosa, atrevida, valiente… Era la misma gnoma que quedaba: Amenina. Y llegaron los trolls. Todos se pusieron en sus puestos y se acercaron los trolls. Pero uno de los gnomos estaba dormido, y tuvo que ser uno de los que estaban más cerca de los trolls. Total, que todos quedaron encerrados menos uno, que fue a por Amenina. Amenina se creía desfallecer. Pero, con toda su fuerza de voluntad, le pegó una patada, salto girando sobre sí misma y empezó a volar. Lo acercó hasta una trampa y con mucho esfuerzo lo consiguió meter en ella. Los tiraron al río que había cerca, que prácticamente conducía a una cueva subterranea de los trolls, de manera que cuando los viesen, los demás miembros de la comunidad de trolls creyesen que estaban luchando contra una fuerza inmunda y que se rindiesen. Amenina, con su nuevo poder, ayudó a los gnomos a reconstruir el bosque y estuvo varios años en él, aprendiendo muchas cosas de las hadas. Su vuelta fue grandiosa, y volvió con David. Se casaron y todos fueron a su boda.

4/3/08

EL OTRO MUNDO VIVO

Todos los habitantes de Sedna tienen la piel anaranjada, como compuesta por 3 bolas, y 2 alas en la espalda, que cada uno las tenía de diferente color. Todos tenían una nariz tan grande que asustaba. Sedna estaba plagado de una especie de troncos rojos, en los que la gente escribía gamberradas, pero también dedicatorias y despedidas. Otras más grandes eran las entradas a sus casas, pues vivían bajo tierra. Por lo demás, la hierba era azul y en el paisaje se veía el resto del Sistema Solar, pero solo los días más soleados. A todos les gustaba mucho su planeta. Espinatino y Piripelo eran gemelos. Los 2 tenían el pelo morado y las alas verdes. Yo, Larai, tenía el pelo rosa chicle, menos cuando me enfadaba, que se me oscurecía, y las alas color carne. Un día nos enviaron a explorar el Sistema Solar para descubrir si existía vida en algún otro lugar. Cómo las naves de Sedna son mucho más rápidas que la luz, casi no veíamos las estrellas. Pusimos el piloto automático y observamos el Sol. Nos acercábamos peligrosamente a él. -¡¡Socorroooo!!!_Gritaba de broma Piripelo_ Nos vamos a asaaar_ Y se escondió bajo un asiento. De repente la nave dio un vuelco: Nos estaba avisando de que nos alejábamos de la ruta, así que cojí el mando, porque los gemelos no tenían ni idea de conducir, y alineé bien la nave. Ahora Plutón estaba muchísimo más cerca que antes. Dentro de poco llegaríamos a tierra, y adivinaríamos si en Plutón había o no vida. Lo dudábamos mucho, por que nosotros vivíamos gracias a otras estrellas que nos alumbraban mucho más que el Sol. -¡Tierra a la vista!_ dijo Espinatino_ Abróchense los cinturetas, antes tenemos que pasar por la Nube de Oort, la nube de cometas. La nave se inclinaba a un lado, la cometa le pasaba rozando, la nave subía, un cometa encima, la nave bajaba, estaba rodeada; pero conseguimos escapar acelerando mogollón y todo recto. NO nos lo creíamos: Habíamos pasado la Nube de Oort; nos faltaban los planetas y lo siguiente, lo más difícil, el cinturón de asteroides que dividía los planetas de interior con los de exterior. Aterrizamos en Plutón. Era pequeño, poco más grande que Sedna, pero allí no había ni seres microscópicos; no había nada. -Ahora se ve mucho más cerca el Sol _Comenté_ ¿Eh, chicos? Pero ellos solo tenían ojos para una bola gigante que se acercaba peligrosamente a ellos. -Eso es , el satélite de Plutón. -¡Pero si es muchísimo más grande que plutón! -Aún así es su satélite y no va a empotrarse con su planeta. ¡¿O sí?! Y salimos corriendo con nuestra nave, que no se veía por culpa del color del planeta. -¡Vamos! Ahora nos tocaba Neptuno, en el que se veía aún mejor el Sol, que cada vez nos molestaba más, pues estábamos acostumbrados a mucha menos luz. Ahora nos dábamos cuenta que, cuando la nave se desvió nos saltamos Eres; lo miraríamos por el camino de vuelta. Allí tampoco había vida; Otra misión fracasada. Ahora debían tomar rumbo hacia Urano; pero antes debían dormir, así que sacaron las camas plegables y durmieron en Neptuno. - Me irritan los ojos_ Dije_ Será por el Sol, que cada vez está más cerca. Seguidamente se fueron a Urano. No había nada. Ninguna señal de vida: NADA. En Saturno sucedió lo mismo. Por más que rebuscamos no encontramos nada. Pero cuando buscamos en sus anillos vimos algo asqueroso: ¡Gusanos de colores repugnantes! ¡Y congelados! -Debió de suceder algo terrible _Comenté_ Es difícil que hallan muerto así por que sí. Mejor nos llevamos uno de estos y un poco de anillo. Lo analizaremos. ¡Seguro que esto tiene una explicación! -Eran gusanos, pero no era para tanto-Me siguió piripelo_. Ahora son… ¡gusanos de hielo! -Que extraño… Vayámonos rápido a Júpiter, yo aquí no quiero dormir. -Que se le va a hacer… Así que tomamos rumbo a Júpiter. -¡Por fin! Y nos alegramos todos. Habíamos llegado a Júpiter y habíamos contemplado su Gran Mancha Roja, y nos fuimos a dormir a su cumbre. Ahora a pasar los asteroides. Buscamos un sitio en el que hubiera menos y los conseguimos pasar sin mayor dificultar. Al ver Ceres a lo lejos nos acercamos a mirar. Era muy bonito, pero no tenía suficientes condiciones para que pudiera habitar algún ser vivo en él. En Marte había marcas de agua y nos levantó sospechas, pero fueron a mayores al descubrir una huellas muy extrañas. Ya nos parecían extrañas principalmente por que como nosotros no dejábamos huellas. Entonces vimos la Luna. Y fuimos hacia ella. Cuando vimos la estación espacial íbamos a datar que en el planeta Luna hay vida, cuando nos dimos cuenta de que era el satélite de Tierra. Datamos que en el satélite de la Tierra, Luna había vida, Pero claro, aún teníamos que investigar a fondo la Tierra, muy a fondo. La tierra estaba muy civilizada. ¡Ya tenían el problemón con el CO2! Nosotros lo habíamos superado hace unos 600 años. Su agua era azul y la nuestra roja; su hierba era verde y la nuestra azul; pero por lo demás éramos iguales; Bueno, la Tierra era mucho más grande que Sedna. Sus habitantes eran muy amistosos; no necesito dar detalles, pues si os miráis ya sabréis como eran. Dormimos allí. A alguno (sin mirar a nadie) les encantó alguna que otra terrícola, pero conseguí sacarlos de allí, aunque a la fuerza. Ese día fue mi cumpleaños y lo celebramos por todo lo alto. Mi madre me había puesto un video y una tarta hecha por ella en la astronave, y los terrícolas una cursi fiesta, que no tenía nada de gracia; solo para ellos. Nos regalaron una especie de móvil de primera generación; muy antiguo, y unos guantes finísimos, aunque para ellos eran los más calientes de mercado. A Piripelo y Espinatino les encantó; pero a mi no. Me moría de ganas por marcharme a mi casa y celebrarlo allá, en Sedna. Ahhhh… Cómo añoraba a mis amigos, a mi casa, a mi familia, a mi perrytondy… Que ganas tenía de volver a casa. En cambio, ellos retrasaban cada vez más la vuelta. Bueno, aún teníamos que pasar por Venus y Mercurio… Bueno, que aún faltaba. Ahora, camino a Venus: Al pasar junto a Venus vimos que era el astro más luminoso del Sistema Solar quitando al Sol, pero también descubrimos que allí no podía haber vida por que estaba lleno de volcanes en erupción: cada minuto se activaban 30 volcanes aproximadamente: una barbaridad. Solo podrían vivir seres de fuego o seres de lava o algo así. Nosotros nos asábamos en la Tierra en invierno, en el Solsticio de invierno, bueno. Así que allí ni te digo. Nos tuvimos que poner unos trajes especiales para el no calor y los trajes antigravedad: tan ligeros que el Sol no se daría cuenta de que existimos, y nos tragaría. No aguantábamos más. Al acercarnos a Mercurio la cabeza nos estallaba por culpa del calor. ¡Era inaguantable! No debía de haber nadie en mercurio, por que… ¿Quién podia aguantar este calor? Pero aún así Piripelo y Espinatino se quisieron ir más hacia el Sol, pues querían saber como era. Nunca fueron muy grandes pensadores. Pero eran mis mejores amigos. Yo se lo intente impedir, suplicándoles que era una locura, que iban a acabar muertos y que yo con ellos, entonces me dijeron que me fuese a Sedna, y que pidiese refuerzos. Yo les hice caso: ¿que otra cosa podía hacer, si eran más tozudos que una mula? Ya no volví a saber más de ellos: los refuerzos volvieron sin ninguna pista. Los gusanos estaban muertos; no se supo por que. Y me operé la nariz. Les hecho tanto de menos… Me hice modelo y aún guardo con amor sus recuerdos, por si vuelven.